La siguiente
referencia del Puente de Alcántara se sitúa en el año 797, cuando tuvo lugar
una sublevación en Toledo estando gobernada la ciudad por el recién estrenado
emir Al-Hakam I, quien había heredado el trono de su padre, Hisham I, muerto un
año antes. En las crónicas de Ibn Hayyan (987-1075), historiador hispano
musulmán e hijo de un importante burócrata de Almanzor, es mencionado el
puente. La «Jornada del foso de Toledo» es el nombre con el que se conoce dicha
sublevación y de donde se cree que proviene la conocida frase de: «pasar una
noche toledana»
En el año 858-859, el
puente de Alcántara sufrió un derrumbe causado por una orden de Muhammad I. El
emir decidió castigar a los toledanos que se había revelado contra su emirato.
No pudo apoderarse de la ciudad pero si del puente. Dio la orden de minarlo y
luego fingió su marcha. Los sitiados fueron de inmediato a tomar el puente,
momento en el que este se derrumbó causando la muerte de muchos de ellos. Tras
la catástrofe vino la reconstrucción. De la primera, no se sabe con seguridad
el nivel de daños ocasionados ni en qué lugar del puente ocurrió y de la
segunda, es posible que se realizara una reconstrucción provisional. También ha
distintas opiniones sobre si el puente fue o no destruido en su totalidad.
Sobre la idea de que el puente llevara tres arcos en la construcción original,
se piensa que el arco que falta, lado opuesto a la ciudad, es ahí donde se pudo
minar el puente; era el punto más cercano para los ingenieros de Muhammad I.

En el año 932, según fuentes islámicas, el puente de
Alcántara de nuevo sufre las consecuencias de otra revuelta protagonizada por los
toledanos. Fue con el califa Abd al-Rahman III. Durante los tres años que duró
el asedio a la ciudad, mandó destruir parte del puente y una vez tomada esta lo
mandó reconstruir. De esta época se piensa que es el pequeño arco de herradura
del puente.
La primera
reconstrucción importante se piensa que fue a finales del siglo X. La llevó a
cabo Alef, hijo de Mahomat Alamerí, alcalde de Toledo que había sido nombrado
por Almanzor. La obra se terminó en el año 997, según consta en una inscripción
que hay en el arco de entrada a la ciudad. Es una placa conmemorativa que mandó
colocar el rey Alfonso X «el Sabio» en el año 1259, haciendo referencia a la
reconstrucción que mandó realizar Almanzor.
Inscripción en el puente de Alcántara que conmemora la
reconstrucción llevada a cabo por Almanzor. Lamentablemente, alguien que quería
mucho a Loli tuvo la grosería de manifestarlo justo en la placa

En los años 1205,
1211 y 1258, el puente vuelve a ser protagonista de nuevas desgracias, causadas
por las importantes crecidas del Tajo que tuvieron lugar en los años citados. La
crecida de 1258 fue la más importante, y en esta restauración se construyó el
torreón situado en el extremo del puente que da a la ciudad. Está almenado en su base y en la cima. La reparación se
hizo durante el reinado de Alfonso X el Sabio.
En la fachada del
torreón que mira hacia la ciudad, hay una placa conmemorativa de la reconstrucción
del puente de Alcántara realizada en el año 1259 reinando Alfonso X el Sabio. Consta
de 29 líneas y en ella se recoge, además de la conmemoración de la
reconstrucción, el resumen-traducción de la inscripción conmemorativa de las
obras ordenadas por Almanzor. La lápida aparece fechada en cinco cómputos de años
distintos: año de la Encarnación (o Era Cristiana) 1259, Era de Cesar (o Era
Hispánica) 1297, Era de Alejandro (o Era de Atenas) 1570, Era de Moisés 2651 y
la Era de los Moros (calendario árabe) 657. Sobre ella figura una inscripción que
data de 1575 conmemorando su reparación por orden de Felipe II. Referencia de
este dato: http://mavit.toletho.com/ficha.php?inventario=130
El restaurador fue
Juan Gutiérrez Tello.
En 1484, los Reyes
Católicos modificaron el torreón. Por eso, cuando cruzamos el puente, en dirección
a Toledo y llegamos a su altura, veremos, sobre un arco de medio punto, el escudo de los Reyes; hay que hacer
una observación: falta el símbolo de la granada porque en esa fecha aún no
había concluido la Reconquista.
Dentro del torreón, encontraremos otro arco de herradura
apuntado decorado con el relieve de la imposición de la casulla de San
Ildefonso.
En la fachada interna, hay una Inmaculada Concepción.

El torreón o puerta
de entrada oriental, es un arco triunfal de estilo barroco. En 1721 sustituyó
al anterior dado su estado ruinoso. En la decoración de la fachada externa hay
un escudo de armas con las águilas imperiales, aunque le faltan las dos cabezas.
Al parecer fueron alcanzadas por un rayo.
Quiero terminar esta
entrada con la descripción que hace Amador de los Ríos Villalta en su libro
«Monumentos arquitectónicos de España. Toledo. Madrid. 1905» En la introducción
dice así:
Por los recuerdos que
despierta y anima, por el número, la variedad y la categoría de los monumentos
que atesora; por el ambiente singular que se respira en ella, y por el aspecto
que presenta aún, a través de las edades –tantas y tan repetidas veces− y en
tan diversos tonos ha sido ensalzada la legendaria TOLEDO, y en tantas
ocasiones proclamada la más interesante y la más famosa entre las ciudades de
nuestra España, que pálido sin duda habrá de parecer cuanto hoy se diga de la
egregia matrona, cuyos vetustos y descompuestos despojos la admiración de
propios y de extraños causan.
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